jueves, 1 de octubre de 2009

Aún así estallan los pájaros.
Sus cuerpos tibios, musculosos, cómodos.
Sus ojos como piecitas negras
de criaturas pequeñas y valientes.
Surcando mundos livianos sin paredes,
ni alambrados,
ni policías.

Respondiendo al Sol,
cueste lo que cueste,
pase lo que pase,
sea lo que sea,
mal que nos pese

a nosotros.

Monos fibrosos, inteligentes, rápidos,
altos, duros,
buenos para matar, mezlar, encerrar,
prohibir.
Monos desesperados, sordos, asesinos, talentosos.
Con nuestros taladros, aviones,
bombas de hidrógeno,
de vacío,
de gas,
molotov,
atómicas,
de mano.

Bombas en mayo y en abril.

Bombas que estallan,
como los pájaros.

2 comentarios:

munduko biztanle dijo...

eii! ha esto podríamos llamarle sincronización! acabo de encontrar tu dirección en un libro ke tenia aparcado y cuando me dirijia a saludarte de repente te encuentro!!otro saludo desde el norte!

sombra dijo...

Es verdad, el instinto por sobre todas las cosas,nada más natural. Y estas pulsiones que el hombre se construye a cada instante, nada más destructivo. A dónde se escapa el deseo?